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Primeros pasos

Llamamos Drone a la nota fundamental del didgeridoo.

Tocando el Drone, sonido básico

Si has leído todo lo anterior, te habrás aburrido un poco, perfecto, eso necesitamos, que hagas la típica expresión de aburrimiento, haciendo vibrar esos labios relajados expulsando aire y, seguramente, algo de saliva. Este es el principio, ahora te lo cuento más detallado:

1.- Necesitaremos hacer vibrar los labios, para ello han de estar la mandíbula y mejillas relajadas.

2.- Boca de pato, o posición de beso, pero relajado, no queremos que los labios estén muy apretados.

3.- Ahora expulsa aire desde el diafragma, como si quisieras soplar las velas de un pastel de cumpleaños enorme. Necesitas proyectar ese aire, y que sea constante, para apagar todas las velas. Debería sonarte como un taladro o un motor bbbrrrrrrrr, el sonido «r» se hace con los labios, la lengua quieta.
(¡no uses las cuerdas vocales ni expulses aire por la nariz!)

4.- Respira

Para conseguir el drone, debes hacer esto mismo, pero dentro de didgeridoo. Ten en cuenta que para transmitir el sonido, debes sellar cualquier fuga de aire entre el didgeridoo y la boca permitiendo que los labios vibren al ejercer una mínima presión.

Si tenemos problemas con el drone, y no hay ninguna fuga de aire en el palo (grietas) el problema radica en la falta o exceso de tensión labial. Ves probando diferentes intensidades y tensiones al estirar esos labios de pato dando beso

Drone con voz

Perfecto, si hemos conseguido sacarle la nota al didgeridoo, ahora probemos de usar nuestra voz. Repite el mismo ejercicio, pero esta vez sí trata de usar las cuerdas vocales mientras soplas las velas.
Si conseguiste hacerlo, ahora prueba de usar la voz con falsete (como si imitaras a una cantante de ópera o la voz de un niño pequeño)

Esta es la voz de cabeza, ahora prueba de hacer el drone empujando aire desde el diafragma, e intenta hacer un OHMMM abriendo la glotis. Como si hablaras «balleno». Te habrá salido una voz similar al drone. Intenta ahora que la voz y el drone, coincidan en la frecuencia. Hace un efecto chulísimo.

Aún hay una tercera voz, la voz de pecho, que es nuestra voz natural. Intenta «hablar» en el didgeridoo, practica con la palabra didge. Las sílabas más sonadas serán las que aporten un golpe de aire como TA TI TO, PA PI PO, KA KI KO.

Jugar con la voz es de las prácticas más agradables, busca hacer un drone suave para que la voz sobresalga más, así como al revés, busca suavizar la voz para fusionarla con el drone.

¿Sí?, ¿te ha salido? Perfecto, pasemos al siguiente punto.

Modular el drone

La posición más común para iniciar el drone es inflando los mofletes como si fuera la bolsa de una gaita, con los labios en forma de beso generando presión, por defecto se nos infla la boca.

Intenta ahora hacer esto mismo, pero con una sonrisa (beso + sonrisa) aquí los cachetes (mofletes) ya no están inflados y la presión con la que expulsamos el aire es mayor. Es posible que no te salga, pero aquí es donde empieza el aprendizaje intramuscular, ejercer presión en una parte de la boca y en otra no, es difícil, necesitas discriminar diferentes zonas, así como quien levanta una ceja, mueve las trejas o las aletas de la nariz.

Una vez te salga, podrás alternar entre boca inflada y boca apretada, este ejercicio ha de acompañarte toda la vida.

Ahora probemos la lengua, mientras expulsas aire a través del didgeridoo, con los mofletes inflados o no, desliza la lengua adelante hasta casi tocar los dientes, como diciendo – i – si partimos de la lengua relajada, la posición es de vocal – o -. Llénate bien de aire, relaja tu espalda y procura pasar de la i a la o.

Genial, aquí empiezan los harmónicos, que es aquel sonido que te enamoró cuando escuchaste el didgeridoo por primera vez. De acuerdo, hemos modulado el drone con la presión de los cachetes y la posición de tu cavidad bucal y lengua (puedes jugar acercándola más al paladar o a la glotis). Mientras haces uno de esos drones largos, procura abrir y cerrar la mandíbula, expulsando el aire a trompicones, generando pequeños golpes. Esto modulará el sonido y, más adelante, nos permitirá crear patrones rítmicos.

¡Combina los golpes de mandíbula, con los cachetes, la lengua, y la voz! Para generar multitud de variaciones en tu instrumento.

Aprovecho para recordarte que tú eres el instrumento, el didgeridoo te ayuda a canalizar lo que se forma en tu cuerpo, no todas las bocas son iguales, el aire no sale igual, y es una práctica estupenda para conectar contigo. Ahora pasemos a la respiración circular.

Respiración circular